MASCULINIDAD. Por un instante, sumerjámonos en ese concepto, en ese ideal, en ese valor. Reflexionemos sobre él, sobre lo que supone y sobre lo que nos representa. Bien, ¿qué resuena en ti cuando piensas en masculinidad?
MASCULINIDAD INCOMPLETA muestra una sátira de la masculinidad tradicional, cuyo mensaje principal, suele basarse en la búsqueda de una figura masculina prototípica, con una representación estándar que tiende a la obsolescencia y con unos rasgos y actitudes que resuenan arcaicos.
El concepto tradicional de la masculinidad se impone desde la infancia a través de la enseñanza y de los valores sociales, razón por la que se asimila como propio, convirtiéndose en parte de la personalidad desde una edad muy temprana. Además, los productos culturales como el cine o las series, que exponen de manera reiterativa dicha estandarización, retroalimentan ese aprendizaje y perpetúan el concepto.
La masculinidad normalizada implanta una única manera de ser hombre, bajo un prototipo irreal e inalcanzable, con valores desfasados e intrínsecamente tóxicos. Esta figura masculina tiene que ser fuerte, segura, valiente, decidida, exitosa, líder, aséptica, insensible… un ideal irrealizable. La masculinidad incompleta surge de este concepto tradicional, normalizado, prototípico, estándar; es todo eso. Erige hombres desde ideas anticuadas e inflexibles, hombres rígidos y herméticos que aprisionan su emocionalidad, hombres encorsetados e incompletos.
Uno de los problemas de este concepto tradicional radica en la necesidad de mantenerse vigente, creando instrumentos sociales que lo protegen a cualquier coste. En el caso de la homofobia y en lo referente a la masculinidad, la sociedad denuesta la homosexualidad atribuyéndole valores que, desde su perspectiva anticuada, son inferiores; y crea, entonces, un nexo entre todo cuanto considera negativo. Así, el hombre que no basa su imagen o comportamiento según la masculinidad normalizada es tildado de homosexual; aquel que va más allá de la masculinidad incompleta, mostrándose sensible, débil, atento, comprensivo, cuidador, cariñoso… es gay. Y todo ello conlleva un coste social que expone al individuo al menosprecio, a la humillación, al insulto…
Ante tal disyuntiva y aún siendo complicado, se hace necesaria la renovación del concepto mediante el uso de herramientas actualizadas como la exposición de nuevos modelos de masculinidad que apuesten por la horizontalidad y las relaciones entre iguales, nuevos arquetipos de una masculinidad completa que eliminen el concepto tradicional de la masculinidad, ya obsoleto. La sociedad debe asumir que el hombre completo es un hombre mejor, también que el hombre homosexual no es una lacra social y que ambos conceptos, aislados o vinculados, son parte de una realidad evolucionada. En definitiva, es el momento de crear una sociedad igualitaria en la que cada cual sea libre de actuar y sentir como desee.
Es hora de abrazar el concepto de la nueva masculinidad.